Me pusieron una infiltración y mano de santo

¿Qué es una infiltración?

La infiltración es un procedimiento sencillo y poco invasivo, que se realiza en muchas patologías para disminuir el dolor o aliviar la zona afectada. La inyección directa, que normalmente se trata de sustancias analgésicas, en el interior de un tejido o articulación como tratamiento poco invasivo. En muchas ocasiones, el médico utilizará la ecografía para realizar la infiltración de manera guiada y controlada. 

Es importante recordar a todos los pacientes, que es una técnica sencilla, pero siempre existe un riesgo de infección, aunque sea mínimo. Es importante antes de realizar la infiltración, desinfectar la zona y realizar el procedimiento de la manera más aséptica posible.  Del mismo modo, también existen contraindicaciones, tales como ser alérgico al compuesto que se infiltra, paciente con enfermedades que puedan empeorar tras la infiltración y patología tumoral asociada.  

Vamos a explicar las diferentes sustancias que se pueden infiltrar dependiendo de la patología que queramos tratar:

  1. Las infiltraciones de anestésico y corticoides

Estas infiltraciones están indicadas en procesos donde existe inflamación, y en aquellos casos donde el tratamiento analgésico oral o la rehabilitación no sea suficiente o en regiones muy localizadas con dolor limitado. Los corticoides más comúnmente utilizados son betametasona, triamcinolona, asociados a anestésicos locales tales como lidocaína o mepivacaína. En ocasiones también se realizan infiltraciones de antiinflamatorios.

Este procedimiento se realiza habitualmente en la consulta, pero en ocasiones, como las infiltraciones de columna, se realiza en quirófano para hacerlas guiadas con el aparato de rayos.

La infiltración se realiza de manera ambulatoria, por lo que el paciente podrá irse a casa y realizar una vida normal. Se recomienda durante las primeras 24-48 horas no hacer ejercicio, evitar esfuerzos y en caso de dolor, poner hielo en la zona.

Se recomienda no realizar más de 3 infiltraciones al año, ya que, aunque las infiltraciones de corticoides alivian el dolor en la mayoría de los casos, en las personas mayores pueden provocar un aumento del deterioro del cartílago, degeneración de las partes blandas adyacentes o reducción de la masa ósea. 

También es importante saber que en algunos pacientes los corticoides pueden tener una reacción sistémica como un leve enrojecimiento en la cara, cierto nerviosismo, así como aumento de la tensión arterial o subida de azúcar en sangre. 

  1. Las infiltraciones de viscosuplementación 

La viscosuplementación es un tratamiento que también se realiza a través de inyecciones, pero en este caso, la sustancia que se inyecta es una preparación de ácido hialurónico. El ácido hialurónico se trata de una sustancia natural que crea la articulación y se encuentra en el líquido sinovial, la cual ayuda a lubricar la articulación, mejorando la movilidad de las articulaciones y haciendo de amortiguador ante las fuerzas de fricción y compresión. 

La infiltración de ácido hialurónico o viscosuplementación se utiliza para disminuir el dolor y mejorar la movilidad en articulaciones artrósicas o degenerativas. Las personas con artrosis tienen una concentración más baja de lo normal de ácido hialurónico, aproximadamente la mitad o menos de los valores normales (valores normales 2.5 a 4.0mg/ml) por lo que esta sustancia se utiliza para mejorar la calidad del líquido sinovial de la articulación tratada. Por lo tanto, los efectos a esperar tras serán, efecto antiinflamatorio y analgésico y efecto anabólico y condroprotector.

De la misma manera que las infiltraciones de corticoides, el médico infiltra dicha preparación de ácido hialurónico en la articulación a tratar. El riesgo de infección también existe en este caso, y se debe tener precaución a la hora de realizar dicha infiltración, ya que en este caso es una infiltración intraarticular, por lo que se deben realizar con las máximas medidas de asepsia adecuadas. 

El efecto es más lento que con los corticoides, pero su efecto suele durar más, entre 8 y 12 meses, dependiendo del grado de artrosis, ya que, en casos muy evolucionados, no se puede garantizar su efecto. 

Estas infiltraciones se realizan también de manera ambulatoria en la consulta, pero en alguna ocasión que se precisa imagen radiológica para localizar la articulación y también se realizan en quirófano.

  1.     Infiltraciones de plasma rico en plaquetas

Las infiltraciones de PRP (plasma rico en plaquetas) o factores de crecimiento, es una técnica, en la que se utiliza sangre del propio paciente, obteniéndose tras la centrifugación de la misma, concentrado el plasma más rico en plaquetas, que ayudaran a curar el tejido lesionado. 

Se obtendrá una concentración muy por encima de la fisiología de plaquetas, las cuales, contienen unas proteínas llamadas factores de crecimientos y sustancias activas de sus gránulos, que son importantes para la recuperación de lesiones. La aplicación de dicha concentración ayuda, estimula o inicia el proceso de regeneración o curación del tejido lesionado.

Esta técnica se puede también realizar de manera ambulatoria (infiltración local) o como complemento de otras técnicas quirúrgicas (gel de fibrina rico en plaquetas).

El objetivo de esta terapia es favorecer, estimular o iniciar el proceso de cicatrización, regeneración o curación del tejido dañado, aplicando localmente de forma ambulatoria o bien como complemento a una técnica quirúrgica.

El proceso es sencillo, una vez realizada la extracción de sangre al paciente (aproximadamente entre 60-80 ml), se realiza una centrifugación de la muestra obtenida donde se separarán las células rojas, de la fracción con plasma y concentrado de plaquetas. Los leucocitos se aconseja no incluirlos, pero depende de la forma de preparación.

Las patologías donde suele utilizarse varían según cada traumatólogo, pero podemos decir que se están utilizando con buenos resultados en lesiones tendinosas, tanto agudas como crónicas, en lesiones articulares cartilaginosas y lesiones musculares. 

Este tratamiento intenta conseguir a nivel tendinoso y muscular, reducir la inflamación, disminuyendo de esa manera el dolor, prevenir los efectos de lesiones y recaídas.

A nivel articular, intenta retrasar el avance de la artrosis, disminuir la inflamación y el dolor, así como mejorar la rigidez de la articulación, buscando mejorar la funcionalidad y la movilidad. 

El tratamiento habitual de las infiltraciones de PRP, se suele realizar 3 infiltraciones con separación de 2 semanas entre ellas.  En este caso, se pueden realizar infiltración de mantenimiento, pero siempre que, realmente se esté obteniendo un resultado satisfactorio con dicho tratamiento. 

Se recomienda también no tomar antiinflamatorios antes y/o después de las infiltraciones ya que podrían interferir en el proceso de recuperación.

El plasma rico en plaquetas es una herramienta que está actualmente de moda y que cuenta con argumentos tanto a favor como en contra. Algunos alaban que se trata de un elemento autólogo, y por tanto inocuo con un perfil de seguridad excelente. Sin embargo, no existen estudios de seguridad ni ensayos clínicos que confirmen dichas conclusiones. Si bien la tolerancia a la infiltración de PRP es excelente y su seguridad a corto plazo también, a largo plazo el perfil de seguridad es incierto y aún está sin documentar. 

Tampoco existen ensayos clínicos de calidad donde se analicen las distintas patologías tratadas. Los que avalan su efectividad tienen un nivel de evidencia bajo. Es importante destacar que los resultados hasta ahora expuestos son unánimes en afirmar que el tratamiento con PRP si es efectivo en el tratamiento de epicondilitis y artrosis de rodilla. 

 Hace falta todavía ensayos clínicos adecuados, para determinar aspectos importantes sobre su utilidad terapéutica y evaluar más detalladamente su potencial lesivo. De ese modo se podrán crear protocolos tanto para la obtención, procesamiento o activación de los factores plaquetarios y sobre las dosis o volúmenes administrados. 

  1. Infiltraciones de células madre mesenquimales (MSCs)

Las células madre pueden ayudar y colaborar en las reparaciones de los tejidos lesionados, reducen la inflamación y posiblemente promueven la reconstrucción de las partes blandas, como tendones y músculos, así como el cartílago articular.

Se utiliza la matriz de las células amnióticas y se inyectan en la zona a tratar. Se trata de un procedimiento también que se realiza de manera ambulatoria. 

El tratamiento de células madre, es un tratamiento prometedor; se están realizando investigaciones para determinar cómo funcionan dichas células, ya que como en el caso de PRP, los datos disponibles en la actualidad son limitados. Mientras que, por el momento, ningún estudio demuestra la regeneración de los cartílagos en los humanos, existen varios estudios que sí demuestran un alivio significativo del dolor. 

Su efecto no es inmediato como los corticoides, y el proceso de recuperación es lento, pudiendo llevar semanas e incluso meses hasta notar la mejora. Se ha documentado, que muchos de los pacientes tratados refieren un alivio del dolor y mejoría de la función.  Del mismo modo que pasa con el tratamiento de PRP, no se conoce la cantidad de células que se debe inyectar ni cada cuanto tiempo. Todavía no se sabe con precisión los verdaderos mecanismos de acción dentro de las articulaciones, y si se conseguirá restaurar o regenerar la articulación dañada. 

Lo que sí está claro, es que las células madre mesenquimales va a ser clave en el tratamiento de la artrosis en los próximos años.